domingo, 29 de noviembre de 2009

Gabriel Celaya



Autobiografía


No pongas los codos en la mesa.Dobla bien la servilleta.Eso, para empezar.Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece.¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero.Eso, para seguir.¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos?La cultura es un adorno y el negocio es el negocio.Si sigues con esa chica te cerraremos las puertas.Eso, para vivir.No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto.No bebas. No fumes. No tosas. No respires.¡Ay, sí, no respirar! Dar el no a todos los "nos".Y descansar: morir.

GABRIEL CELAYA (1911-1991)

No cojas la cuchara con la mano izquierda.



ELEGIDO POR Mª ÁNGELES MARTÍNEZ MÉNDEZ



2 comentarios:

BIBLIOTECA dijo...

Mª Ángeles nos cuenta los motivos para elegir este poema:

Desde que la descubrí, fotocopiada en su forma manuscrita en un periódico, ha sido una de las poesías que siempre llevo conmigo, que en cualquier momento podría recitar. La hoja de periódico la recorté y la guardé, entre otros miles de recortes que esperan un tiempo futuro en que pueda dedicarme a saborear esos escritos que han ido, junto con otras experiencias, construyéndome como persona. Tardaría días enteros en encontrarla. Pero el acceso a mi memoria es inmediato.

La recordé el miércoles, cuando leí en El País que había muerto, el lunes 24 de noviembre, Amparitxu Gastón, la mujer de Gabriel Celaya. El obituario de El País, señala que fue gracias a ella por lo que se convirtió en poeta, se descubrió como una persona distinta a la que creía ser antes de conocerla. Así que es ahora cuando podemos decir que Gabriel Celaya ha muerto.

BIBLIOTECA dijo...

En este poema, Celaya se rebela contra las prohibiciones constantes en medio de las cuales ha transcurrido su vida, dividiéndola en tres etapas: la infancia, la época de estudiante e incluso la adulto. Para concluir, exagera deseando la muerte, ya que no le permiten ni siquiera respirar. Se trata de una ironía que destaca el valor de la libertad del individuo por encima de las normas sociales, a veces absurdas.