sábado, 28 de diciembre de 2013

Claudio Rodríguez

Claudio Rodríguez, por Ana Franco
 
 
LO QUE NO ES SUEÑO
 
Déjame que te hable en esta hora
de dolor con alegres
palabras. Ya se sabe
que el escorpión, la sanguijuela, el piojo,
curan a veces. Pero tú oye, déjame
decirte que, a pesar
de tanta vida deplorable, sí,
a pesar y aun ahora
que estamos en derrota, nunca en doma,
el dolor es la nube,
la alegría, el espacio,
el dolor es el huésped,
la alegría, la casa.
Que el dolor es la miel,
símbolo de la muerte, y la alegría
es agria, seca, nueva,
lo único que tiene
verdadero sentido.
Déjame que con vieja
sabiduría, diga:
a pesar, a pesar
de todos los pesares
y aunque sea muy dolorosa y aunque
sea a veces inmunda, siempre, siempre
la más honda verdad es la alegría.
La que de un río turbio
hace aguas limpias,
la que hace que te diga
estas palabras tan indignas ahora,
la que nos llega como
llega la noche y llega la mañana,
como llega a la orilla
la ola:
irremediablemente.
 
CLAUDIO RODRÍGUEZ (1934-1999), de su obra Alianza y condena (1965), su tercer libro después de Don de la ebriedad (1953) y de Conjuros (1958). Solo publicó dos libros más –El vuelo de la celebración (1976) y Casi una leyenda (1991)- quien tal vez sea el mejor poeta español de la segunda mitad del siglo XX.
 
Poema propuesto por Pedro Santos Arévalo

viernes, 6 de diciembre de 2013

U2

U2 - Ordinary Love (Mandela: Long Walk to Freedom)

The sea wants to kiss the golden shore
The sunlight warms your skin
All the beauty that's been lost before
Wants to find us again

I can't fight you anymore
It's you I'm fighting for
The sea throws rock together
But time leaves us polished stones

We can't fall any further
We can't feel ordinary love
We cannot reach any higher
If we can't deal with ordinary love

Birds fly high in the summer sky
And rest on the breeze
The same wind will take care of you and I
We'll build our house in the trees

Your heart is on my sleeve
Did you put there with a magic marker
For years I would believe
That the world couldn't wash it away

Cause we can't fall any further
If we can't feel ordinary love
We cannot reach any higher
If we can't deal with ordinary love

Are we tough enough
For ordinary love

We can't fall any further
If we can't feel ordinary love
And we cannot reach any higher
If we can't deal with ordinary love

We can't fall any further
If we can't feel ordinary love
We cannot reach any higher
If we can't deal with ordinary love




domingo, 1 de diciembre de 2013

Blanca Andreu

 Juan Benet, muerto en 1993, fue marido de Blanca desde 1985.
Di que querías ser caballo esbelto, nombre...

Di que querías ser caballo esbelto, nombre
de algún caballo mítico,
o acaso nombre de tristán, y oscuro.
Dilo, caballo griego, que querías ser estatua desde hace diez mil años,
di sur, y di paloma adelfa blanca,
que habrías querido ser en tales cosas,
morirte en su substancia, ser columna.

Di que demasiadas veces
astrolabios, estrellas, el nervio de los ángeles,
vinieron a hacer música para Rilke el poeta,
no para tus rodillas o tu alma de muro.

Mientras la marihuana destila mares verdes,
habla en las recepciones con sus lágrimas verdes,
o le roba a la luz su luz más verde,
te desconoces, te desconoces.

Blanca Andreu, De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall, premio Adonáis, 1980.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

VII Concurso de Literatura Hiperbreve contra la Violencia de Género



Paula Durac y Javier Romero, alumnos ganadores del concurso (1º Bach.)

 

Dos de nuestros mejores alumnos han sido premiados en el VII Concurso de Literatura Hiperbreve contra la Violencia de Género, convocado por el CEP Luisa Revuelta de Córdoba. Ellos son Paula Durac, 3er. premio en la categoría de haiku, y Javier Romero, 1er. premio en la categoría de microrrelato, ambos de 1º de Bachillerato. Sus trabajos son estos:


Haiku

Corazón blanco

En cuerpo desgraciado

Alma infeliz

 
Paula Elena Durac. 1º Bach.
 
MICRORRELATO:  EL DISFRAZ
Era un día especial en el colegio, hoy tocaba mostrar a nuestros padres qué queríamos ser de mayores. El cómo era sencillo: los padres se sentaban en el salón de actos y nosotros, disfrazados de aquello que queríamos ser, lo explicábamos.
Pese a mi ilusión, estaba un poco triste: mi padre me había dicho que mamá estaba ocupada y solo él podría verme, aunque estaba segura de que luego ella en casa me vería.
El acto había empezado, ya estaba lista con un largo pijama blanco y un poco de maquillaje morado. Cuando llegó mi turno no sé lo que pasó, todo el mundo se echó las manos a la cabeza excepto mi padre, que se puso muy nervioso. ¿Mi disfraz? Pues era de la persona más bella del mundo, aquella como quien quería ser, mi mamá.
Javier Romero, 1º Bach.


domingo, 17 de noviembre de 2013

Elena Medel



Mi primer bikini

Sólo yo sé cuándo sobrevivimos.
Lo sé porque mis dedos
se transforman en lápices de colores.
Lo sé porque con ellos
dibujo en las paredes de tu casa
mujeres con rostro de epitafio.
Porque, a la caricia de la punta,
comienza el derrame de los cimientos
formando arco iris en la noche.
Porque, al escribir testamentos
en el suelo, se remueven las vísceras
de azúcar, y trepan tus raíces.

Grabo versos de colores fríos
en tu piel, de arquitrabe a basa,
y les llueve y los diluye, y compruebo
que la lluvia suena como hacen al caer
las canicas brillantes y naranjas
que cambiaba en el patio del recreo,
poco antes de calzar mi primer bikini.

Hoy guardo las canicas, como un apagado
tesoro, en los huecos de otras espaldas.

Pinto también en la terraza de enfrente
un jardín de lápidas cálidas y hermosas.
Trazo como una medusa de bronce,
un paraíso de cadenas hendiendo en mantillo
el valle diminuto que proclama que es frágil
y sin embargo, dirás tú, sobrevive.

Elena Medel, Mi primer bikini, 2001.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Guillaume Apollinaire



 

El puente Mirabeau

El puente Mirabeau mira pasar el Sena
     Mira pasar nuestros amores.
     Y recuerda al alma serena
Que la alegría siempre viene tras de la pena

          Viene la noche suena la hora
          Y los días se alejan
          Y aquí me dejan

Frente a frente mirémonos-las manos enlazadas-
      Mientras que pasan bajo el puente
      De nuestros brazos -fatigadas-
Las hondas silenciosas de nuestras dos miradas


            Viene la noche suena la hora
            Y los días se alejan
            Y aquí me dejan

El amor se nos fuga como esta agua corriente
     El amor se nos va
     Se va la vida lentamente
Cómo es de poderosa la esperanza naciente

             Viene la noche suena la hora
             Y los días se alejan
             Y aquí me dejan

Huyen el lento día y la noche serena
     Mas nunca vuelven
     Los tiempos que pasaron ni el amor ni la pena
El puente Mirabeau mira pasar el Sena

              Viene la noche suena la hora
               y los días se alejan
               y aquí me dejan


Guillaume Apollinaire

Versión de  Andrés Holguín

 

Caligrama de G. Apollinaire



LE PONT MIRABEAU

Sous le pont Mirabeau coule la Seine
Et nos amours
Faut-il qu’il m’en souvienne
La joie venait toujours après la peine

Vienne la nuit sonne l’heure
Les jours s’en vont je demeure

Les mains dans les mains restons face à face
Tandis que sous
Le pont de nos bras passe
Des éternels regards l’onde si lasse

Vienne la nuit sonne l’heure
Les jours s’en vont je demeure

L’amour s’en va comme cette eau courante
L’amour s’en va
Comme la vie est lente
Et comme l’Espérance est violente

Vienne la nuit sonne l’heure
Les jours s’en vont je demeure

Passent les jours et passent les semaines
Ni temps passé
Ni les amours reviennent
Sous le pont Mirabeau coule la Seine

Vienne la nuit sonne l’heure
Les jours s’en vont je demeure

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Joaquín Pérez Azaústre







Las ollerías

Aún es pronto para volver a casa:
me han curvado la espalda los enanos
que he venido cargando desde siempre,
los que duermen la siesta en mis bolsillos
para ralentizar mi digestión.
Aún es pronto para volver a casa,
aunque pisé los límites.
Pensé que nadie me podría reconocer.
Escuché los ladridos, temí el polvo naranja.
Recordé la alcancía oculta bajo el mueble.
¿Qué ha sido del nervio, el escondite
bajo un muslo de reina y el metal de unas manos?
Ahora los disfraces son de piel
y miro la avenida desde lejos, ya muy lejos
del sol y de los otros,
que alguna vez volaron para aplacar mi fiebre.
Sé lo que estás pensando: aún es pronto,
y casi no he cumplido mis pactos con la vida.
Es muy pronto aún, pero qué esperas,
si tu voz se me clava en los tobillos
y me amansa la angustia, el temor de un insomnio.
Dentro, en mí, habitas aún la casa.
Otros vinieron antes, y ya la vaciaron
de ti, de tus vestidos, de tus plantas vivaces
a las que siempre hablabas de mí, entre otras cosas.

De "Las Ollerías" 2011
Premio Loewe de poesía 2011
Visor 2011
  POEMA SELECCIONADO POR: E. Luque

lunes, 28 de octubre de 2013

Miguel de Unamuno



Antoni Tàpies: Cruz y tierra

1975. 162 x 162 cm. Técnica mixta.
Colección del artista.


En un cementerio de lugar castellano

Corral de muertos, entre pobres tapias,
hechas también de barro,
pobre corral donde la hoz no siega,
sólo una cruz, en el desierto campo
señala tu destino.
Junto a esas tapias buscan el amparo
del hostigo del cierzo las ovejas
al pasar trashumantes en rebaño,
y en ellas rompen de la vana historia,
como las olas, los rumores vanos.
Como un islote en junio,
te ciñe el mar dorado
de las espigas que a la brisa ondean,
y canta sobre ti la alondra el canto
de la cosecha.
Cuando baja en la lluvia el cielo al campo
baja también sobre la santa hierba
donde la hoz no corta,
de tu rincón, ¡pobre corral de muertos!,
y sienten en sus huesos el reclamo
del riego de la vida.
Salvan tus cercas de mampuesto y barro
las aladas semillas,
o te las llevan con piedad los pájaros,
y crecen escondidas amapolas,
clavelinas, magarzas, brezos, cardos,
entre arrumbadas cruces,
no más que de las aves libres pasto.
Cavan tan sólo en tu maleza brava,
corral sagrado,
para de un alma que sufrió en el mundo
sembrar el grano;
luego sobre esa siembra
¡barbecho largo!
Cerca de ti el camino de los vivos,
no como tú, con tapias, no cercado,
por donde van y vienen,
ya riendo o llorando,
¡rompiendo con sus risas o sus lloros
el silencio inmortal de tu cercado!
Después que lento el sol tomó ya tierra,
y sube al cielo el páramo
a la hora del recuerdo,
al toque de oraciones y descanso,
la tosca cruz de piedra
de tus tapias de barro
queda, como un guardián que nunca duerme,
de la campiña el sueño vigilando.
No hay cruz sobre la iglesia de los vivos,
en torno de la cual duerme el poblado;
la cruz, cual perro fiel, ampara el sueño
de los muertos al cielo acorralados.
¡Y desde el cielo de la noche, Cristo,
el Pastor Soberano,
con infinitos ojos centelleantes,
recuenta las ovejas del rebaño!
¡Pobre corral de muertos entre tapias
hechas del mismo barro,
sólo una cruz distingue tu destino
en la desierta soledad del campo!

POEMA PROPUESTO POR MANUEL GÓMEZ 

lunes, 21 de octubre de 2013

Jacques Prévert

 


          Les feuilles mortes



Oh! je voudrais tant que tu te souviennes
Des jours heureux où nous étions amis
En ce temps-là la vie était plus belle,
Et le soleil plus brûlant qu'aujourd'hui
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle
Tu vois, je n'ai pas oublié...
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle,
Les souvenirs et les regrets aussi
Et le vent du nord les emporte
Dans la nuit froide de l'oubli.
Tu vois, je n'ai pas oublié
La chanson que tu me chantais.
C'est une chanson qui nous ressemble
Toi, tu m'aimais et je t'aimais
Et nous vivions tous deux ensemble
Toi qui m'aimais, moi qui t'aimais
Mais la vie sépare ceux qui s'aiment
Tout doucement, sans faire de bruit
Et la mer efface sur le sable
Les pas des amants désunis.


Les feuilles mortes se ramassent à la pelle,
Les souvenirs et les regrets aussi
Mais mon amour silencieux et fidèle
Sourit toujours et remercie la vie
Je t'aimais tant, tu étais si jolie,
Comment veux-tu que je t'oublie?
En ce temps-là, la vie était plus belle
Et le soleil plus brûlant qu'aujourd'hui
Tu étais ma plus douce amie
Mais je n'ai que faire des regrets
Et la chanson que tu chantais
Toujours, toujours je l'entendrai!

                                       Jacques PRÉVERT (1900-1977)
 
De Soleil de nuit (1980), edicion póstuma preparada por Arnaud Laster y Janine Prévert.

Las hojas muertas

Oh, me gustaría tanto que recordaras
Los días felices cuando éramos amigos...
En aquel tiempo la vida era más hermosa
Y el sol brillaba más que hoy.
Las hojas muertas se recogen con un rastrillo...
¿Ves? No lo he olvidado...
Las hojas muertas se recogen con un rastrillo
Los recuerdos y las penas, también.
Y el viento del norte se las lleva
En la noche fría del olvido
¿Ves? No he olvidado
la canción que tú me cantabas.

Es una canción que nos acerca
Tú me amabas y yo te amaba
Vivíamos juntos
Tú, que me amabas, y yo, que te amaba...
Pero la vida separa a aquellos que se aman
Silenciosamente sin hacer ruido
Y el mar borra sobre la arena
El paso de los amantes que se separan.

Las hojas muertas se recogen con un rastrillo.
Los recuerdos y las penas, también.
Pero mi amor, silencioso y fiel
Siempre sonríe y le agradece a la vida.
Yo te amaba, y eras tan linda...
Cómo crees que podría olvidarte?
En aquel tiempo la vida era más hermosa
Y el sol brillaba más que hoy
Eras mi más dulce amiga,
Mas no tengo sino recuerdos
Y la canción que tú me cantabas,
¡Siempre, siempre la recordaré!

POEMA PROPUESTO POR:  Mª José de la Torre
 


 

lunes, 7 de octubre de 2013

Juan Meléndez Valdés


La presencia de Dios

Doquiera que los ojos inquieto
torno en cuidadoso anhelo,
allí ¡gran Dios! presente 
atónito mi espíritu te siente.
Allí estás, y llenando
la inmensa creación, so el alto empíreo,
velado en luz te asientas,
y tu gloria inefable a un tiempo ostentas.
La humilde hierbecilla
que huello, el monte que de eterna nieve
cubierto se levanta
y esconde en el abismo su honda planta,
el aura que en las hojas
con leve pluma susurrante juega
y el sol que en la alta cima
del cielo ardiendo el universo anima,
me claman que en la llama
brillas del sol, que sobre el raudo viento
con ala voladora
cruzas del occidente hasta la aurora,
y que el monte encumbrado
te ofrece un trono en su elevada cima,
la hierbecilla crece
por tu soplo vivífìco y florece.
Tu inmensidad lo llena
todo, Señor, y más: del invisible
insecto al elefante,
del átomo al cometa rutilante.
Tú a la tiniebla obscura
das su pardo capuz, y el sutil velo
a la alegre mañana,
sus huellas matizando de oro y grana;
y cuando primavera
desciende al ancho mundo, afable ríes
entre sus gayas flores,
y te aspiro en sus plácidos olores,
y cuando el inflamado
Sirio más arde en congojosos fuegos,
tú las llenas espigas
volando mueves y su ardor mitigas.
Si entonces al bosque umbrío
corro, en su sombra estás, y allí atesoras
el frescor regalado,
blando alivio a mi espíritu cansado.
Un religioso miedo
mi pecho turba, y una voz me grita:
«En este misterioso
silencio mora; adórale humildoso».
Pero a par en las ondas
te hallo del hondo mar; los vientos llamas
y a su saña lo entregas,
o si te place, su furor sosiegas.
Por doquiera infinito
te encuentro, y siento en el florido prado
y en el luciente velo
con que tu umbrosa noche entolda el cielo
que del átomo eres
el Dios, y el Dios del sol, del gusanillo
que en el vil lodo mora,
y el ángel puro que tu lumbre adora.
Igual sus himnos oyes
y oyes mi humilde voz, de la cordera
el plácido balido
y del león el hórrido rugido;
y a todos dadivoso
acorres, Dios inmenso, en todas partes
y por siempre presente.
¡Ay! oye a un hijo en su rogar ferviente.
Óyele blando, y mira
mi deleznable ser; dignos mis pasos
de tu presencia sean,
y doquier tu deidad mis ojos vean.
Hinche el corazón mío
de un ardor celestial que a cuanto existe
como tú se derrame,
y, oh Dios de amor, en tu universo te ame.
Todos tus hijos somos:
el tártaro, el lapón, el indio rudo,
el tostado africano,
es un hombre, es tu imagen y es mi hermano.
 

Juan Meléndez Valdés