Sinfonía del silencio
Quiero empezar este poema con sangre,
con el flujo que me identifica como humana,
pues sólo me queda el consuelo,
de unos ojos tristes y una sonrisa atada.
Es el despertar de la bestia,
la desidia que enreda mis sábanas,
arrastrándome hacia una espiral honda.
- A veces confusa.
Y no entender de donde viene,
la calma que precede al abismo.
Son cientos de rostros, los que a diario atisbo.
Miles de voces que pronuncian mi nombre,
y sólo reconocer el lejano impulso de la rabia…
Romper con y contra todos.
Mis palabras no son más que aliadas,
de un desazón en el pecho,
que crece, por instantes, a cada paso.
Agujas en un mal sueño.
Y mi llanto, impoluto,
vacío y sordo,
es breve murmullo.
Sinuosa brisa que muere.
(Descender para siempre hacia la marea de olvidos.)
PATRICIA TÉLLEZ (2º Bach. E)
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