domingo, 10 de mayo de 2009

Wolfgang Borchert


Cuando muera
quisiera ser por lo menos
un farol que esté ante tu puerta
para cubrir de luz
la pálida noche.
O en el puerto,
donde los grandes barcos duermen
y las jovencitas se ríen,
haría de guardia
en un estrecho y sucio canal,
y al caminante solitario guiñaría un ojo.
En una calle angosta
quisiera estar colgado
frente a una taberna
como farol de hojalata rojo
y oscilar entre los pensamientos
al viento nocturno
con sus cantos.
O ser uno al que un niño
de ojos desorbitados enciende
al descubrir asustado
que se encuentra solo y el viento
grita a través de las ventanillas
mientras afuera los sueños deambulan.
Sí, quisiera ser por lo menos
cuando muera
un farol
que solitario por la noche,
cuando todo el mundo esté durmiendo,
converse con la luna,
por supuesto de tú.

WOLFGANG BORCHERT

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