Spinoza
Las traslúcidas manos del judío
labran en la penumbra los cristales
y la tarde que muere es miedo y frío.
(Las tardes a las tardes son iguales.)
Las manos y el espacio de jacinto
que palidece en el confín del Ghetto
casi no existen para el hombre quieto
que está soñando un claro laberinto.
No lo turba la fama, ese reflejo
de sueños en el sueño de otro espejo,
ni el temeroso amor de las doncellas.
Libre de la metáfora y del mito
labra un arduo cristal: el infinito
mapa de Aquel que es todas Sus estrellas.
JORGE LUIS BORGES (1899-1986)
ELEGIDO POR SANTIAGO NAVAJAS
Las traslúcidas manos del judío
labran en la penumbra los cristales
y la tarde que muere es miedo y frío.
(Las tardes a las tardes son iguales.)
Las manos y el espacio de jacinto
que palidece en el confín del Ghetto
casi no existen para el hombre quieto
que está soñando un claro laberinto.
No lo turba la fama, ese reflejo
de sueños en el sueño de otro espejo,
ni el temeroso amor de las doncellas.
Libre de la metáfora y del mito
labra un arduo cristal: el infinito
mapa de Aquel que es todas Sus estrellas.
JORGE LUIS BORGES (1899-1986)
ELEGIDO POR SANTIAGO NAVAJAS
1 comentario:
Borges es un autor de relatos cortos muy intelectual· Sentía gran aprecio por filósofos como Schopenauer y Spinoza. También compuso un poema a Descartes.
En Spinoza veía a un filósofo delicado y valiente, sutil y poderoso. De familia con raíces españolas, obligada a exiliarse de España por la consabida persecución antisemita, Spinoza fue un exiliado dentro de los exiliados: lo expulsaron de la Iglesia judía por sus heterodoxas opiniones.
En el poema escribe Borges una de las má hermosas definiciones de Dios, en clave panteísta: Aquel que es todas Sus estrellas.
Santiago Navajas
Profesor de Filosofía
Publicar un comentario