miércoles, 9 de diciembre de 2020

 SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ (1648-1695)


Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba;

y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía:
pues entre el llanto, que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.

Baste ya de rigores, mi bien, baste:
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu inquietud contraste

con sombras necias, con indicios vanos,
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.


Compuso gran variedad de obras teatrales. Su comedia más célebre es Los empeños de una casa. ​

Aunque por lo que  destaca  es por su lírica, que aproximadamente suma la mitad de su producción; poemas amorosos en los que la decepción es un recurso muy socorrido, poemas de vestíbulo y composiciones ocasionales en honor a personajes de la época. Sor Juana también escribió un tratado de música llamado El caracol, que no ha sido hallado.

Su vida resulta novelesca. Quiso entrar a la Universidad pero como las mujeres no tenían derecho a estudiar se disfrazó de hombre para poder ingresar. A finales de 1666 llamó la atención del padre Núñez de Miranda, confesor de los virreyes, quien, al saber que la jovencita no deseaba casarse, le propuso entrar en una orden religiosa. Aprendió latín en veinte lecciones impartidas por Martín de Olivas y probablemente pagadas por Núñez de Miranda. Después de un intento fallido con las carmelitas cuya regla era de una rigidez extrema que la llevó a enfermarse, ingresó en la Orden de San Jerónimo donde la disciplina era algo más relajada. Allí permaneció el resto de su vida, pues los estatutos de la orden le permitían estudiar, escribir, celebrar tertulias y recibir visitas, como las de Leonor de Carreto, que nunca dejó su amistad con la poeta.​



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